Respirar con el Corazón, lo realmente humano

Hugo Ardiles nos habla en este artículo de la importancia de la Respiración en el Centro Cardíaco.

Cuando nos angustiamos, puede llegar a paralizarse el diafragma (músculo inspiratorio por excelencia) y se reduce notablemente la respiración al punto de sentirnos ahogados, y comenzamos a suspirar, usando los músculos accesorios para inspirar (los esterno-cleido-mastoideos). La angustia y la histeria se manifiestan a nivel corporal crispando esos músculos largos del cuello.

Todo esto es común a humanos y animales. Lo típicamente humano es lo que ocurre en el Centro Cardíaco (la zona del tórax), donde la inspiración se transforma en aspiración: la relación que cada persona establece con sus ideales y con las demás personas. Con el Centro Cardíaco tienen que ver los afectos que sentimos por los demás, los deseos de ser mejores, los anhelos de elevarnos, de aspirar a ser humanos de verdad…

Todas las religiones y escuelas espirituales proponen que para ser humanos de verdad, “verdaderos hijos de Dios», desarrollemos un amor no egoísta hacia nuestros semejantes.

En el empeño de evolucionar y crecer, de relacionarnos con los demás desde el corazón, a veces adquirimos rigideces: y en las relaciones con los demás construimos mecanismos de defensa.

En el Centro Cardíaco producimos nuestras primeras “corazas” para proteger al corazón de las dificultades de la vida. De hecho, endurecemos el pecho para enfrentar los sinsabores de la vida e intentamos ser fuertes para las duras pruebas cotidianas. Sobre todo, no respiramos demasiado para no sentir el dolor que nos proporcionan las frustraciones de la vida afectiva. Y fabricamos corazas que nos protejan y nos aíslen de los demás. “Sus maldades no me afectarán tanto; hasta puedo sentir que no necesito de ellos”.

Senderos del corazón

¿Puedo luchar impunemente por ser mejor? ¿Puede luchar sin acorazarme? ¿Puedo exponerme al sufrimiento y salir airoso del trance? ¿Puedo vivir sin corazas que me defiendan del afuera? Peor aún: ¿puedo sacarme la coraza que ya tengo sin que me venga un infarto?

Hay un sólo camino para ello y todas las técnicas existentes recurren al mismo, aunque le den diferentes nombres. Ese camino tiene tres senderos, a recorrer simultáneamente:

1. Conciencia de que soy un instrumento, un medio a través del cual se expresa la energía. No triunfa el que más empuja con su pecho y su voluntad, conteniendo la respiración… sino quien comprende las leyes de la vida y de la tarea que está haciendo. Y aunque no las comprenda, que sepa entregarse a la corriente que lo llevará hasta la meta, dejando circular la energía con libertad en su cuerpo. Cada uno tiene su meta, para la cual está signado por su facilidad o misión. Algunos llaman a esto entrega o fe.

2. Desapego de los frutos de la acción, trabajando y viviendo la relación con los demás por la acción misma y por los otros, sin la ambición de los resultados o la gloria del éxito, pero con la confianza que si uno está en el camino y sabe reconocer la corriente, el final será el adecuado. Por carácter transitivo, uno también disfrutará del resultado. Esto suele llamarse generosidad, magnanimidad o esperanza.

3. Amor hacia mí mismo, hacia la tarea y hacia los demás. Sólo amando y amándome puedo no temer a los demás y convertirme en una persona digna de la tarea emprendida Se suele llamar a esto confianza en mí y en los demás, o caridad.

Desacorazarme
Como soy adulto, mi coraza ya no es sólo una contractura muscular. Todas las estructuras del tórax han sufrido una rigidez: los músculos, las aponeurosis, los ligamentos, los cartílagos costales, la piel, el tejido subcutáneo.

También la columna endureció sus discos intervertebrales por falta de movimiento y sus vértebras se deformaron constituyendo una cifosis (espalda encorvada) o una escoliosis (espalda incurvada lateralmente). Los bronquios perdieron su elasticidad; si sufrí asma están rigidizados o atrofiados por las inflamaciones padecidas o por los medicamentos ingeridos o aspirados. La circulación pudo llevarme a la hipertensión arterial y el corazón a la insuficiencia coronaria precursora del infarto.

¿Qué puedo hacer entonces si tengo alguna de estas rigideces? Debo buscar caminos para aflojarme, para ablandar mi coraza y reaprender a respirar con confianza. El cambio interior que necesito hacer en los tres senderos antes descritos se irá realizando a medida que trabaje directamente sobre mi coraza y sobre mi respiración, con:

1. Ejercicios que movilicen poco a poco la columna y el tórax.

2. Ejercicios respiratorios que me recuerden mi posibilidad de respirar de las tres maneras: abdominal, intercostal e integral.

3. Actividades que amplíen paulatinamente mi capacidad respiratoria y circulatoria, como correr en forma progresiva (aerobismo). Son recomendados también en la recuperación de las enfermedades cardíacas.

4. Relajación, tanto en el reposo como en el movimiento: abandonar el apuro y la competencia, evitar el estrés, aprender a descansar y a disfrutar del tiempo libre.

5. Desarrollar una vida afectiva, conscientemente dirigida hacia el amor y el altruismo sin sacrificios.

El aire en el Centro del Afecto
El Centro Cardíaco es un centro de aspiraciones, anhelos, ideales, esperanza, amor. Pero también puede ser de fracaso, desilusión, soledad, pesimismo, odio. Corresponde al tórax, el sector del tronco que está por encima del diafragma hasta las clavículas y los omóplatos por arriba. Comprende la columna dorsal alta (incluyendo la séptima vértebra cervical) hasta la sexta dorsal (vértebra de transición hacia el Centro Medio). Incluye las siete primeras costillas y los músculos intercostales correspondientes.

Pertenecen al Centro Cardíaco los brazos, las palmas de las manos y los dedos usados como continuidad de la palma (hombros y dedos, con sus movimientos individuales, pertenecen al Centro Laríngeo). Los órganos del Centro Cardíaco son la tráquea, los bronquios, los pulmones, la pleura y el corazón con los grandes vasos (arteria aorta, venas cavas, arterias y venas pulmonares). La glándula endócrina que corresponde a este centro es el timo.

El Centro Cardiaco representa la relación del hombre con el mundo que lo rodea y los pobladores de ese mundo. Corresponde al plano relacional o afectivo. Afecto es todo lo que la persona siente por los demás. Mi afecto está influido sin duda por la vida emocional, por lo que la gente y las cosas me hacen sentir.

Pero, fundamentalmente, los afectos están determinados por la educación, la cultura y los ideales. Cuanto menos evolucionada es una persona, sus afectos estarán más dirigidos por sus instintos y emociones; la culturalización del ser humano hace que sus afectos estén acorazados y dirigidos por los ideales y la ética del medio al que pertenece.

En cambio, el crecimiento mental y espiritual hace que los afectos retomen su libertad, colocando los instintos y las emociones al servicio del altruismo y la generosidad en bien de los seres amados, de acuerdo a ideales que llamamos superiores. Estos principios nos guían en la afectividad sin rigidizarnos, puesto que el principal ideal es el libre albedrío.

Los movimientos expresivos relacionados con el afecto tienen que ver con el uso de los brazos y de la palma de las manos, ya sea en la aceptación o en el rechazo, incluyendo así el abrazo y la lucha como extremos opuestos.

El pecho en su expresión puede salir hacia adelante, denotando fuerza, vigor, voluntad, empuje, resistencia, capacidad de ayuda y protección. Pero cuando se acoraza muestra esfuerzo, rigidez, fanatismo, pedantería, imposición y frialdad afectiva.

Cuando el pecho se afloja y se hunde puede expresar calidez, entrega, afectuosidad, contención, generosidad y amor. Cuando se acoraza hacia adentro muestra en cambio vacío, apartamiento, falta de voluntad y de energía, cobardía, opresión, sumisión, sometimiento y egoísmo.

La respiración es un movimiento instintivo y automático. Tiene sin embargo la característica de ser modificada por la voluntad volviéndose consciente. Es por lo tanto una inmejorable puerta de acceso, con la voluntad y la conciencia, a planos inconscientes, tanto de la instintividad y la emocionalidad como los pertenecientes a la mente y a la espiritualidad. Este es el camino usado en las técnicas respiratorias del Yoga y la Me-ditación.

El Dr. Hugo Ardiles es médico fisiatra, homeópata y psicoterapeuta, maestro de yoga y autor de varios libros, entre otros, La Energía en mi Cuerpo. Acaba de publicar La Vida en mis Cuerpos, recopilación de más de 40 años de experiencia, profundizando la filosofía y el sistema de Terapia Corporal de Centros de Energía, como camino para el desarrollo de la salud y la espiritualidad, comparando el Yoga con la medicina moderna.

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